Érase que se era una vez,
Del sitio ya ni me
acuerdo,
Un zorrito… ya veréis:
¡un zorrito salchichero!
Empezó aquél día contento:
Bebió leche de la vaca
Que es el mejor alimento,
Le dijo Mamá: ¡espabila!
Y le colgó la mochila
Que era día de colegio.
Cruzando de calle en calle
No se encontró compañeros
Porque ya llegaba tarde
y es que él nunca era el
primero.
Y de repente encontró
Jugando en una placita
de rapaces un montón
jugando a la pelotita:
estaban jugando al fútbol
¡y metían un barullo!
Quedó el zorrito mirando
se apoyó en una ventana,
y un balón llegó volando,
pegó un salto ¡qué parada!
un aplauso se ha ganado.
Los jugadores querían
al zorrito de portero
y él contento les decía
¡soy Zorrito Salchichero!
tengo que ir al colegio
-¡no, que es la hora del
recreo!
- ¡Qué deprisa pasa el
tiempo!
¡qué regañina me espera
en la casa y en la
escuela!
-No te preocupes, zorrito,
iremos todos contigo
-¿pero yo qué les explico?
-les dices que tus amigos
te invitaron a un partido
Y cuando todos llegaron
y a la maestra explicaron
cómo fue que lo
encontraron
ella les dijo ¡callaros!
no tiene disculpa el caso
esto yo no se lo paso
vienen aquí sus papás
y no quiero saber más.
A la hora de comer
él tenía que pensar
que eso no se puede hacer
-No lo volveré a hacer más
Cada cosa, cuando toca
y jugar a la pelota
no se puede a cualquier
hora.
El zorrito tenía hambre
no se podía aguantar
-Ya pensaré cuando duerma
me tengo que alimentar.
Y no se lo pensó más:
saltando por la ventana
se fue a buscar qué comer,
y lo que comer pensaba
ya lo podéis suponer:
Una hermosa y gran
salchicha
de las que la tripa
hinchan
Como no tenía dinero,
la tendría que robar,
para un zorro es lo
primero,
y nadie se va a extrañar.
(Este cuento está quedando
un poquito de informal,
rapaces, estoy bromeando,
no lo vayáis a imitar,
que un zorrito esté
robando
se le puede perdonar
porque lo estoy inventando
para que pueda rimar)
El caso es que este
zorrito,
el zorrito salchichero
se escondió en un carrito
que llevaba el carnicero
todo lleno de perritos
perritos calientes, pero
se metió entre los
paquetes
para que nadie le viese
y cuando el carrito
soltaron
llenó de salchis las manos
se levantó, pegó un salto
y cuando estaba casi a
salvo
de repente… ¡lo atraparon!
-¿Qué llevas en esas
manos?
-La comida llevo, hermano
-De eso nada, soy humano
-Pues, si lo eres,
perdona:
tengo un hambre peleona
si eres tú buena persona
yo tu amiguito sería
si me dejas las salchichas
-Para qué quiero, zorrito,
para qué quiero un amigo.
-¿Para qué?, para jugar
para ir al monte a
explorar
para contarnos las cosas
que nos vayan a pasar.
Para reírnos, para cantar.
-No digas más que me
asombras
Tienes razón: la amistad
es lo más guay del mundo,
pero es que no hay que
robar,
te pagaré la salchicha
y ahora vámonos deprisa
que está calentando el sol
y si vamos monte arriba
lo pasaremos mejor.
Desde entonces el zorrito
y aquél niño son amigos:
si baja el zorrito al
pueblo,
lo lleva el niño consigo
y van a dar un paseo
y si sube al monte el niño
le protege el animal
y se lo pasan genial
jugando por el pinar.
Y colorín colorado
este cuento se ha acabado
(amado)
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